Holanda país de las Misiones.

 Los Países Bajos, se convirtieron en nuestra casa por más de cuatro años. Fue un tiempo maravilloso de hacer misiones. Como les dije, las culturas diferentes a la nuestra son tan apasionantes, tal vez por eso será que tenemos un corazón misionero. Fuimos invitados a servir en el ministerio carcelario por medio del mismo Señor.

Llegamos un 24 de diciembre del año 2000 a las ocho de la mañana en pleno invierno holandés. 

Las calles con tanta nieve, el frío aterrador, nosotros con ropa de clima caliente, pero desde el mismo momento que entramos al país, la mano de Dios se extendió para nosotros. Hubo provisión en abundancia. Se unieron familias enteras para servirnos, el gobierno nos acogió como refugiados políticos, ya que la invitación se había combinado con el temor a morir en Colombia, pues se vivía un clima muy peligroso en nuestra nación, y por hacer la Obra en las cárceles, las amenazas fueron el pan diario.

Mis hijos recibieron una excelente educación, se integraron a la sociedad en pocos meses, destacándose aún por encima de otros niños extranjeros. Nosotros hicimos todo lo posible por aprender el idioma y en pocos días ya estábamos visitando las cárceles de Holanda.

Fueron días de mucho aprendizaje, fueron momentos de risas, pero también de lágrimas, de frío, pero de calor intenso, de lucha pero Dios nos dio una gran victoria, El siempre se sale con la suya. Su poderosa mano nos sostuvo, nos abrió puertas, y forjó un futuro para nosotros. Vimos cómo puso Su gracia sobre nuestro hogar, tanto que las mismas autoridades hicieron lo posible para que nos quedáramos a vivir en ese país.

Poco a poco les iré narrando historias de nuestro viaje a las misiones.

Hasta entonces.

Alonso

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Alonso Zuñiga Peñaloza.

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