lunes, 13 de abril de 2020

El milagro de la vida





Habían pasado 8 años de una maravillosa vida matrimonial, nada nos faltaba, teníamos un buen trabajo, siempre nos llevamos con mi esposa como dos muy buenos amigos.
Solo que en ese hogar faltaba la risa de un niño. Habíamos ido a consultar con un médico Israelí muy bueno, el doctor Mizrahi, no se si está bien escrito; entonces nos mandó una serie de exámenes pero no encontró nada, dijo que posiblemente era solo ansiedad.

Pues bien, ya nos habíamos consolado con que íbamos a ser una pareja sin hijos. Dios tenía otro plan.

Conocí a una enfermera de un hospital y le conté sobre el asunto de no poder tener hijos. Ella me dijo que eso no era un problema, que en ese hospital los niños los dejaban botados, entonces no sabían qué hacer con ellos, que me presentara y me regalaba uno, el que yo quisiera que estuviera disponible.

Regresé a la casa radiante, le dije a Marthica que nos regalaban un niño y se puso tan feliz, pero la respuesta que me dio fue sorprendente. "Tráigame un negrita, la más negrita que encuentre, para que cuando esté grande le pueda hacer unos moñitos en el pelo bien lindos. 

Bien, acordamos adoptar, y precisamente esa semana ella quedó embarazada.
¿Qué cosas verdad?
El embarazo fue normal, con gran cuidado y dedicación, nos pusimos a acondicionar la casa para la llegada del bebé, pero éste nunca llegó. Murió al nacer, y casi mi esposa muere también. Para los que no creen en un túnel de luz al morir, ella puede dar testimonio de ese evento: estaba atravesando ese túnel de luz, cuando una enfermera la golpeó duro en el rostro. Se estaba desangrando y los médicos no se habían dado cuenta. Ella por poco muere.

Cuando se recuperó, me la llevé para la casa, y me entró un odio tan grande contra Dios. Sin conocerlo le hice un reto con las siguientes palabras. "Si Usted es tan macho como dicen, demuéstremelo con un milagro, de lo contrario seré malo toda la vida". Y así estuve un año, con una rabia tan grande en el corazón.

Pero como los pensamientos de Dios son más altos que los del ser humano, Isaías 55: 9, junto a mi oficina quedaba el consultorio de la doctora Sonia Rodríguez, una genetista maravillosa. Le contamos todo lo que había pasado, y nos mandó a hacer un test que se llama "Temperatura Basal". Consistía en tomar la temperatura del cuerpo de mi esposa por 45 días antes de levantarse de la cama y anotar todo en una libreta. Así lo hicimos.

Cuando tuvimos la información completa, ella tomó un calendario y los datos de la temperatura, hizo una curva, y nos dijo muy seriamente: "Necesito que tengan relaciones el próximo domingo a las cuatro de la tarde, quieran o no." A mí me pareció un chiste, pero ella muy seria nos explicó que era el momento adecuado en que el cuerpo de mi esposa se disponía a quedar fertilizado.

No me hice de rogar mucho. No tenía ni un gramo de fe, pues no conocía a Dios y decía que si realmente existía, yo estaba demasiado enojado con El como para rogarle en esos momentos.

La doctora Damaris, tenía su laboratorio a media cuadra de mi trabajo, allí fue a parar la muestra de orina de mi esposa unos días mas tarde. Entonces ella me llamó y me dijo: Necesito que venga para mostrarle algo. Cuando llegué, me mostró el test de orina para embarazo y me dijo: Mire, esta prueba es de una señora que vino esta mañana y tiene un signo mas que indica positivo para embarazo, pero note que no está muy visible, en cambio el de su esposa está remarcado y es demasiado visible, ¿No será que son gemelos? Mi cuerpo se estremeció, mi mente se nubló, porque en mi casa teníamos hermanos gemelos, primas gemelas y tías abuelas gemelas, entonces era posible.

Llamé a mi esposa a su oficina, ella estaba trabajando y le dije: Marthica, te felicito, estás embarazada. Ella ya lo había previsto por el retraso, pero igualmente se puso muy feliz y claro que lo celebramos.

Hoy nuestros hijos tienen 28 años, me reconcilié con Dios cuando le conocí algunos años más tarde, hoy somos una familia muy feliz, no fue fácil el proceso de la pérdida del primer niño, pero aquí estamos, dando la gloria a Dios por todo lo que nos ha pasado, agradezco a Dios por la vida de la doctora Sonia a la que usó como instrumento, pero más que eso, por la inmensa misericordia con un pecador que se atrevió a retarlo. El puede hacer todas las cosas.

Dios les bendiga.

Alonso.

Sabemos que nuestras historias van a impactar tu vida.
Por más de 20 años,  hemos estado llevando un mensaje de esperanza a muchas  personas. Ahora estamos entregando Arepa, Cafè y Palabra a los màs desprotegidos. 
Algunos de ellos han sido transformados. Lo queremos seguir haciendo, y cada vez mejor.

Si sientes en tu corazón el deseo de apoyarnos para llevar Arepa, Café y Palabra a los necesitados, puedes hacerlo con toda libertad.

Coloca tu semilla en la cuenta de Ahorros Bancolombia
079-398702-15
Alonso Zuñiga Peñaloza.


Con poco, haremos mucho. Nosotros estaremos muy agradecidos y ellos mucho màs. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.