martes, 21 de mayo de 2024

Un corazón que tiene a Cristo si puede estar triste.

 Título: Un corazón que tiene a Cristo si puede estar triste. 

Tema: La Adoración

Texto: Sal 137:1  Junto a los ríos de Babilonia, 

Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, 

Acordándonos de Sion. 

Sal 137:2  Sobre los sauces en medio de ella 

Colgamos nuestras arpas. 

Sal 137:3  Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, 

Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: 

Cantadnos algunos de los cánticos de Sion. 

Sal 137:4  ¿Cómo cantaremos cántico de Jehová 

En tierra de extraños? 


Estas estrofas han dado paso a un éxito mundial, cuando el grupo  M Boney en un festival de música en 1979 se impuso por delante  de otros participantes. 


El salmo narra el traslado del ejército de Babilonia llevando cautivos a los israelitas y les exigen burlonamente que demuestren alegría cantando, y especialmente cantos a Dios.  

Los salmos 137 describen el lamento del pueblo de Israel durante su exilio en Babilonia. Lejos de su tierra natal y de su templo, se sentían desolados y sin esperanza. 

Ellos responden, pero cómo vamos a cantar si vamos tan tristes siendo sacados de nuestro país para llevarnos esclavos, y mucho menos cantar los himnos del culto delante de unos impíos malvados. 


Los exiliados se enfrentan a una cruel ironía: sus captores, quienes les habían infligido dolor y miseria, ahora les exigen que canten canciones de alegría y celebración. Es como si les pidieran que ignoren su dolor y finjan que todo está bien.

La música y el canto a menudo se asocian con la alegría y la celebración, pero en este contexto de exilio, se sienten completamente fuera de lugar.


Tal vez usted haya pasado por el fallecimiento de un familiar o de un amigo muy querido, y se encontró con alguien que le dijo: Ay pero no esté triste, ella se fue al cielo, no llore, debería estar feliz al saber que el fallecido ya está en un lugar de descanso. 


Pues no, porque todos tenemos derecho a sentirnos tristes y ese momento debe ser de profundo respeto hacia los dolientes. 


Hay un coro que dice que un corazón que tiene a Cristo no puede estar triste

Y esto no es verdad, a todos se nos debe respetar y dejarnos hacer el duelo por la persona que amamos y ya no está entre nosotros. 


Otra cosa es que los impíos les pedían que cantaran esos cantos a Dios, y la respuesta es que ellos no cantarían himnos delante de paganos y mucho menos si se trataba de los cánticos que honraban al Señor. 


El respeto y la honra que merece el Señor incluye adorarle en la intimidad o públicamente pero no para satisfacer a los no creyentes. 


La Adoración a Dios no nos permite mezclarla con un show para alegrar a borrachos, la adoración nos la reservamos para los momentos de intimidad con El Señor. 


Cuando enfrentamos dificultades: Recordemos que Dios está con nosotros, incluso en los momentos más oscuros. Podemos encontrar consuelo y esperanza en su presencia, incluso cuando no sentimos ganas de cantar.


Esperanza en la adversidad: La historia del pueblo de Israel en el exilio nos recuerda que Dios puede transformar incluso las situaciones más difíciles. A pesar de su dolor, los exiliados eventualmente pudieron regresar a su tierra y reconstruir su nación. 


De la misma manera, podemos tener esperanza en que Dios nos ayudará a superar cualquier obstáculo que enfrentemos en nuestras vidas.






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