jueves, 16 de mayo de 2024

¿Dónde está oh muerte tu aguijón?

 Texto: 1Co 15:51  He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 

1Co 15:52  en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 

1Co 15:53  Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 

1Co 15:54  Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 

1Co 15:55  ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 

1Co 15:56  ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 

1Co 15:57  Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 

1Co 15:58  Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.


La esperanza del creyente, es que todos los males que trae el cuerpo, un día termine y llegue la perfección. 


Creo que todos los seres humanos deseamos ser perfectos, algunos creen que ya son producto terminado, pero no es así. 


Mientras vivamos en este mundo, la imperfección, la debilidad, los errores, el pecado, las dudas, rondarán muy cerca de todos nosotros.


 Y el anhelo es que todo pase y seamos seres caminando en la perfección. 


Pues este día llegará. 

Sorbida la muerte en victoria, es la frase central de este mensaje, pues la muerte no es el fin de la existencia, es más bien un traslado, un cambio del cuerpo lleno de imperfecciones, por uno glorificado semejante al que tuvo El Señor Jesucristo cuando ascendió al cielo. 


Ese día llegará, y preguntaremos, ¿dónde está oh muerte tu aguijón, dónde la victoria del sepulcro?. 


Esta es la esperanza viva de quienes hemos creído en Dios, es lo que nos mantiene con la mirada puesta en Dios, es nuestro alimento diario en medio de las tribulaciones, es la vida eterna, es la promesa del Señor, es nuestro futuro inmediato.


Ser creyente, caminar en santidad, creer en las promesas, tener la fe que eso pasará, nos alivia de todo mal y nos alegra el corazón, y nos llena de esperanza.


Saber que más allá de la vida, está mi Jesus esperándome, llena toda expectativa, y alienta el corazón para seguir luchando a diario.  

Ya no por la salvación, pero si por pelear la buena batalla de la fe. 


Sigamos adelante, firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor, sabiendo que nuestro trabajo no es en vano, porque hay recompensa para los que triunfen, al que venciere la corona de vida le será entregada. 


Dios les bendiga. 


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