Para fabricar una buena espada, es necesario llevar el acero a temperaturas entre 880 y 1200 grados centígrados, pero luego, enfriar el metal en agua o aceite, de este modo se conseguirá una buena pieza.
El apóstol san pablo fue pasado por el fuego de la prueba en muchas oportunidades, aún así escribió: He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
Aquellos que se desaniman con cualquier nimiedad, no han pasado por el fuego para ser bien templados.
Arriba ese ánimo, el que esté triste cante alabanzas.
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