lunes, 2 de noviembre de 2020



Estaba Jesús en la casa de un amigo, cuando entró una mujer y derramó sobre su cabeza un frasco de perfume muy costoso.

Los discípulos se enojaron, porque ese valor se había podido usar en las familias pobres.

Jesús les dijo: No la molesten, ella ha hecho algo bueno, me está preparando para la sepultura, y añadió: Lo que ha hecho conmigo debe ser contado dondequiera que se predique el evangelio.

Muchas personas como los discípulos de aquella época, consideran un gasto innecesario invertir tiempo en Dios.

Todo lo que hagamos para El Señor tiene recompensa, sea bueno o sea malo.

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