La última vez que bailé cumbia fue en 1997 en el ancianato de Cúcuta. Unos seis adultos mayores me rodearon y al son de los acordes típicos del folklore colombiano, bailamos.
sus torpes movimientos, sus manos arrugadas, La desdentada sonrisa de los ancianos, nunca los olvidaré.
Hoy quiero hacerte una invitación: Primero, honra a tus papás si están con vida, si no, honra a los viejitos, al fin y al cabo todos vamos para allá.
El salmo 90: 10 dice que el ser humano dura hasta los 70 y los más fuertes hasta los 80, pero con esfuerzo.
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